Es innegable que Sudán se ha enfrentado a numerosos golpes de Estado y largos periodos de agitación social desde su independencia en 1956. Sin embargo, el reciente estallido de violencia en su capital, Jartum, ha sacado a la luz la realidad de los múltiples conflictos de la nación norteafricana. 

En el centro de los enfrentamientos se encuentran dos fuerzas rivales: las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) lideradas por Abdel Fattah al-Burhan y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) cuyo comandante es Mohamed Hamdan Dagalo. Ambos líderes eran, hasta hace poco, aliados que trabajaron juntos para derrocar al longevo dictador sudanés Omar al-Bashir en 2019 y volvieron a emparejarse para acabar con el Gobierno de transición mediante el golpe militar de 2021. Esta "asociación de intereses mutuos" entre el comandante de las fuerzas armadas de Sudán y el jefe de la RSF, llegó a su conclusión durante las negociaciones para incorporar a la RSF al ejército de Sudán como parte de los planes para restablecer el gobierno civil. Sin embargo, este último no sólo descartó las negociaciones, sino que exigió el desmantelamiento de lo que calificó de "milicia rebelde", lo que provocó el caos en Jartum y sus alrededores. 

Así pues, los combates estallaron durante la mañana del 15 de abril, y las RSF afirmaron en un comunicado que se habían hecho con el control de varios lugares clave de la ciudad, como el aeropuerto internacional de Jartum y el palacio presidencial, entre otros. Al mismo tiempo, el ejército instó a los ciudadanos a permanecer en sus casas, ya que la Fuerza Aérea estaba persiguiendo a las tropas de la RSF. Los intensos tiroteos y las explosiones que se escuchan en varios puntos de Jartum han convertido los barrios de la capital y sus alrededores, antes tranquilos, en una zona de guerra. 

A 18 de abril, los enfrentamientos han entrado en su tercer día. Cerca de 185 inocentes han perdido la vida y más de 1800 están gravemente heridos. Diversas organizaciones internacionales como la ONU, la Comisión de la Unión Africana (UA) y el Consejo de la Liga Árabe (LA) y muchos países como Egipto, Turquía, Rusia, Estados Unidos y la UE han pedido el cese inmediato de todos los enfrentamientos armados en Sudán.

Lo que ahora está por ver es si los mediadores regionales e internacionales intervienen de la manera correcta e intentan estabilizar Sudán de forma que rompa su largo estancamiento político o agravan la situación tanto que desemboque en una "lucha a muerte" entre las dos facciones rivales.

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